GARCIA LINERA Y LOS CONTRARIOS

No es novedad que el gobierno del Estado Plurinacional está experimentando el desgaste - ¿inevitable ?- de haber superado ya el primer año de su segunda gestión en el ejercicio del poder. No en vano ha difundido, con mayor énfasis que en otras gestiones, lo que consideran sus mas grandes logros, entre ellos el dato del incremento de 1.000.000 de ciudadanos bolivianos a la "clase media" abandonando el grupo de pobres comprendido en el territorio (pluri-)nacional. Así, por medio del asistencialismo -bonos, subsidios, etc.- se hubiera dotado de mayor dinero en efectivo a los bolsillos de los bolivianos, generando el efecto económico consistente en: mayor ingreso= mayor capacidad de consumo= mayor productividad y consecuente, aún lejana, industrialización -planificada y estructurada por la normativa proteccionista correspondiente-. Ese uno de los objetivos que estuviera en camino de conseguirse. Un ejemplo, nada más.
El vicepresidente García Linera ha salido al encuentro con el grupo disidente comprendido con ex funcionarios gubernamentales e intelectuales que "simpatizaban" con el "proceso de cambio," acusándolos de señorialistas y prejuiciosos, que vieron su límite al medroso apoyo para con el proceso, con el solo alcance del poder coyuntural. Mas allá de que quizá a él mismo le cabe esa categorización, puesto que algunos de los representante criticados por el vicepresidente tienen el mismo orígen - de clase, de formación teórico-política (Comuna)- suyo; lo destacable es que el citado presidente de la Asamblea Legislativa no se ha atrevido a criticar de la misma manera a los representantes indios, también contrarios externos y en algunos casos ex militantes del proceso, limitándose a agachar la cabeza ante los sañudos ataques contra él mismo, por ejemplo de Felipe Quispe y contra el contenido ideológico del MAS en su totalidad. Queda claro que lo hace por preservar el imaginario de gobierno indígena, retraído sobre si mismo y presto a responder ante cualquier crítica al fondo mismo del simbolismo étnico, con el facilismo de la acusación de discriminación racial. Mas claro: no se anima a criticar a los indios, porque si se mete con ellos, perfectamente le pueden responder que es un usurpador del discurso indianista y que su "socialismo" fuese igual de "oportunista" cual lo califica para con sus actuales detractores. Valiente y sincero sería Alvaro García Linera al responder con la misma convicción y fortaleza a cuanto detractor válido tuviera el gobierno.

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